Entramos a un mundo desconocido y la hotelería se convirtió en un gran reto. Sabíamos que era el complemento perfecto de nuestra pastelería y era una oportunidad para saltar al vacío e intentar algo nuevo.
En 2007 adquirimos el Hotel El Mandarín y, con las ganas inmensas de sacar este proyecto adelante, logramos dar pasos agigantados hacía el éxito. En 2008 evolucionamos la identidad del hotel y pasa a ser el Hotel Villa San Miguel.
Llegamos a conocer a cada uno de nuestros huéspedes a tal punto que sabemos anticipar exactamente que necesitan, antes que sepan que lo necesitan.
Nuestra atención a los detalles y nuestro compromiso con la comodidad nos ha enseñado que se puede replicar el éxito si conocemos bien su fórmula.
Somos profesionales en el mundo de la comodidad y la practicidad, por eso nos nos especializamos en la personalización.
Conectamos a las personas con una experiencia que los hará regresar una y otra vez.